Calles vacías y frías, bajo la luz de la luna.

Son calles frías y vacías las que transcurro a media noche, donde sólo la soledad siento que me acompaña. Semáforos paralizados, callejones oscuros, casas abandonadas, luces a lo lejos y una sombra que deriva de mi esbelto cuerpo, reflejada por el resplandor de una luz que a lo lejos me ilumina desde el cielo. Es esa luz, un diminuto punto blanco que se divisa a lo alto de un cielo oscuro, color negro. Aproximadamente a 400.000 K.m de nuestro planeta Tierra, sobre la galaxia, en el universo, está esa incandescente luz llamada "Luna" la cual después de cada atardecer y al caer la noche, acompaña al caminante en sus caminos. Brindando la claridad necesaria para mirar, para saber que no se está tan solo debajo de esta enorme esfera en la que me encuentro, y en la que vivo. Hoy puedo decir que este grandioso satélite, se encuentra en su más puro estado; el plenilunio, fase lunar en la cual debido a los movimientos de rotación del planeta, su ángulo de elongación es de 0º y su iluminación es de un 100% lo que causa Luna llena para esta noche. Sencilla y bella, como cualquier estrella sobre el cielo, que a diferencia de brillar, ilumina los rincones más oscuros de nuestros senderos, al igual que los de nuestra alma y nuestro ser.






Mirar el reflejo de la luna sobre el agua, es como mirar mi alma al verme al espejo.
¡Sorprendente maravilla del universo!

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