Esclavitud.

Los grandes libros son también grandes prisiones: tienen el oscuro poder de poseer el alma humana. Una vez que usted, maravillado, observa detenidamente un libro, su alma queda inmediatamente dentro de él sin que lo advierta.

¿Qué es la lectura, entonces? Una fuga. La lectura es el intento de escapar de la prisión a la que nos han sometido los sentidos. De esta manera, todo feroz apetito por devorar las hojas cuanto antes, es el síntoma incorregible de las ataduras del alma frente a los volcanes de papel y tinta.

En cada libro hay una prisión; en cada prisión un laberinto; en cada laberinto un minotauro; en cada hombre capturado la esperanza de matar al minotauro o encontrar la salida, que se cierra, justo en el mismo momento que cerramos la contraportada del putísimo libro. ¡Es una trampa! Nuestra alma queda encarcelada para la eternidad dentro de oscuros instantes de prisa.

Entonces, ¿quién es el escritor? El hombre que ha logrado asesinar al minotauro. Y éste, por alguna misteriosa maldición, se convierte en lo que mata, para luego perseguir a sus futuras víctimas y continuar alimentando el círculo.

En resumidas cuentas: no me gusta la lectura, estoy condenado a ella.

Comentarios

  1. Aunque esta entrada sea de hace un año, me parece que es muy buena; además expresa a la perfección el catch and release que representan los libros.

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