Meditando sobre la niebla.
Era tarde, la noche de aquel día. Caminaba con sentido hacia ningún lugar, con la intención de encontrar lo que ya se hacía por perdido. Sí, mi intención era encontrar la paz que el tiempo había dejado atrás, escondida en un abismo que no me atrevía a pisar. Después de transitar fríos caminos, decidido a hallar de nuevo lo que algún día había sido de mi pertenencia, me arriesgué, dando un paso al más allá sentado bajo la luz de la luna, meditando sobre vientos de neblina que habitaban a mi alrededor. Transcurrido ya el paso del tiempo, me vi caer sobre la nada. Érase un lugar muy oscuro, mi visión no estaba acostumbrada a tanta oscuridad. Mi cuerpo, era sensible y era casi visible, estaba rodeado de una vibración incontrolable, y a mis oídos, un sonido tan insoportable que me hacía recordar a mi despertador, o algo similar a ello, lo que enseguida me llevó a pensar que quizás era el despertador del alma. Sentí miedo al momento, luego recordé el motivo por el cual hacía lo que est